Lo primero que hay que hacer es marcar zonas en la bola (que luego se cubrirán con cuentas de semillas de distintos colores).
Para trabajar con calma, clava una púa de madera en la bola y clava el otro extremo de la púa en un trozo de embalaje de poliestireno, por ejemplo (o en una bola de papel de aluminio triturado): ¡lo importante es tener las dos manos libres!
Si las cuentas de semillas están en alambre, perfecto. Si no, enhebra unos 30 cm de cuentas de semillas idénticas en un hilo de nailon: anuda el extremo antes de enhebrar, enhebra las cuentas de semillas y luego anuda el otro extremo del hilo, para no perder las cuentas al pegar el hilo.
Dibuja arabescos en la bola con un pincel fino humedecido en barniz de cola: el objetivo es crear bucles y zonas cerradas. Empieza a pegar las cuentas de semillas al barniz de cola. Cuando el pegamento esté seco, puedes tirar del hilo, que sólo se ha utilizado para colocar las cuentas de semillas de forma regular.